La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha criticado este lunes al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con amenazar con destruir lugares culturales de Irán en caso de que estalle un conflicto y ha recordado que ello supondría un crimen de guerra.
Trump indicó en una serie de mensajes en Twitter que Estados Unidos ha identificado 52 objetivos iraníes, "algunos de ellos de muy alto nivel e importantes para Irán y la cultura iraní", y que estos "serán golpeados muy rápido y muy duro" en caso de conflicto.
En respuesta, el ministro de Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, criticó a "aquellos que alucinan con emular los crímenes de guerra de Estado Islámico contra el patrimonio cultural de Irán".
"Durante milenios de historia, los bárbaros han llegado y devastado nuestras ciudades, destruido nuestros monumentos e incendiado nuestras bibliotecas. ¿Dónde están ahora? Nosotros aún estamos aquí, con la cabeza bien alta", afirmó.
Por su parte, Andrea Prasow, directora de HRW en Washington, ha dicho que "Trump debe dar marcha atrás públicamente a sus amenazas contra las propiedades culturales iraníes y dejar claro que no autorizará ni ordenará crímenes de guerra".
Así, ha resaltado que "el Departamento de Estado de Estados Unidos debe reafirmar públicamente su compromiso con el cumplimiento de las leyes de guerra y cumplir únicamente órdenes militares legales".
Las leyes de guerra prohíben los ataques deliberados contra objetivos civiles que no sean utilizados para propósitos militares y contemplan que aquellos que ordenen o ejecuten estos ataques son responsables de crímenes de guerra.
"La amenaza de Trump de atacar el patrimonio cultural iraní demuestra su insensible desprecio por las leyes internacionales", ha manifestado Prasow.
"Ya sea negándose a condenar el brutal asesinato del disidente saudí Yamal Jashogi o perdonando a criminales de guerra condenados, Trump ha mostrado poco respeto por los Derechos Humanos como parte de la política internacional estadounidense", ha zanjado.
Las amenazas de Trump fueron vertidas después de que Irán advirtiera de que respondería a la muerte del general Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria, en un bombardeo estadounidense en la capital de Irak, Bagdad.